top of page

¿PODEMOS SEGUIR DICIÉNDOLE DEMOCRACIA?

  • Pau Morandi
  • 24 nov 2020
  • 5 Min. de lectura

Es cierto que el alcance de la tecnología con la que contamos hoy en día debería permitir tener sociedades mucho más participativas y, con ello, gobiernos realmente representativos de los intereses de la mayoría. Por otro lado, también es cierto que la democracia ha mostrado a lo largo de los últimos años signos de debilidad materializadas, por ejemplo, tras el escándalo de Cambridge Analytica y sus campañas basadas en seleccionar perfiles de votantes indecisos y manipulables mediante la información que proveen las redes sociales o las últimas elecciones en EEUU y la enorme dificultad para votar de algunos sectores en particular. Parece evidente que este sistema necesita revisar algunas reglas sobre todo vinculadas a la tecnología.

¿Quiénes manejan los grandes flujos de información digital? ¿Cuáles son las consecuencias de la concentración de la información digital? ¿Quiénes tienen acceso a internet y quiénes tienen acceso a la información? ¿Cómo combatimos las crecientes desigualdades asociadas al acceso a internet? ¿Qué herramientas tienen los Estados para democratizar dicha información? ¿Cómo afectan al sistema democrático estas nuevas formas de relacionarse?

Elige tu propia aventura: si te da paja todo el denso desarrollo, andá directo a las conclusiones. Si no, al siguiente párrafo.


Dos cosas que quizás no sabías:


En 2011 se fundó la Alianza para el Gobierno Abierto (OGP), con el objetivo de mejorar la relación entre los gobiernos y la ciudadanía. Argentina forma parte de esta organización desde el año 2012, cuando decidió firmar la Declaración de Gobierno Abierto comprometiéndose, entre otras cosas, a que la participación ciudadana no se limite solamente a las votaciones en las urnas. Actualmente, la organización cuenta con 78 países miembros que establecen planes de acción en conjunto con organizaciones de la sociedad civil, los cuales deben contener reformas concretas a implementarse en el Estado.


En 2018, entró en vigor dentro de la Unión Europea la normativa de GDRP (General Data Protection Regulation) sobre el uso y tratamiento que hacen las empresas de los datos personales. Una de las claves de la normativa establece que los ciudadanos tienen que dar consentimiento a los términos y condiciones, pero que éstos deben ser legibles y de fácil entendimiento. Además, entre otras cosas se presenta el derecho a solicitar que los datos personales sean eliminados cuando ya no sean necesarios. (Mark Zuckerberg se ríe desde su mansión en Turks & Caicos).


Qué dicen las personas que estudian estos temas


A partir de esto, la pregunta que surge es: ¿son suficientes estos intentos de modernizar el Estado? A esta pregunta, Pia Mancini en su libro “Why it is Time to Redesign Our Political System” explica que el Sistema Político actual está desincronizado en relación a los tiempos que vivimos; fue diseñado para un mundo que ya no existe; predomina un lenguaje para pocos; los costos de participación son innecesariamente altos; pretende que la ciudadanía solamente se comprometa una vez cada cuatro años, entre otras cosas.

Por otro lado, Bertrand Badie, en una entrevista con Página 12 explica “(…) lo político no se renovó con la globalización. Es una enorme paradoja. No se puede pensar que el mismo concepto político esté gobernando hoy en un mundo globalizado y ayer en un mundo dominado por los Estados Nación. Estos Estados Nación ya no dominan el juego mundial. Por consiguiente, la estructura política necesita adaptarse, cosa que no hace. El segundo: esta inadaptación de lo político crea una gran ineficacia y una incapacidad para producir respuestas políticas. En el Norte hay una crisis general de ineptitud para fijar políticas públicas. Esto ha creado un fenómeno sin precedentes que desembocó en una caída vertiginosa de la credibilidad y la confianza de la población ente la política. Los políticos perdieron la confianza de los ciudadanos. Los políticos son víctimas de una hemorragia de recursos y el resultado de esto es que lo social se vuelve más fuerte que lo político. Por esta razón la política es incapaz de enfrentar a los movimientos sociales.”


De acuerdo a la opinión de estos autores, se establece una idea vinculada a la crisis de la democracia en lo que respecta a la representación de la voluntad popular. Y convengamos que el exdiputado Ameri chupándole las tetas a una mujer en el medio de una sesión virtual en el Congreso, tampoco ayudan. Existen cada vez más ejemplos de la necesidad de un cambio paradigmático en nuestras instituciones, cuya propuesta más sólida, realizable y divulgada parecería ser el aumento de la participación ciudadana.


Ahora bien, ¿cómo se pretende incrementar la participación de una ciudadanía capaz de tomar decisiones en un mundo en el que la información se encuentra monopolizada? Natalia Zuazo en su libro “Los Dueños de Internet” explica que hoy en día existen cinco empresas que concentran la información digital en un formato que opera fundamentalmente fortaleciendo los sesgos de confirmación individuales y de forma “desregulada”, o bien regulada en base a sus propios intereses, en lo relativo a las fakes news y a la posibilidad de desinformar mediante información manipulada sin ningún tipo de consecuencia. ¿CINCO EMPRESAS ENTENDÉS? GOOGLE, MICROSOFT, FACEBOOK, AMAZON Y APPLE. LAS CONOCES A TODAS. Perdón, los monopolios me alteran. Ante esta situación, Mariana Mazzucato en su libro “The Entrepreneurial State: debunking public vs. private sector myths”, Guadalupe Nogués en su libro “Pensar con Otros: una guía de superviviencia en tiempos de posverdad” y Santiago Siri en su libro “Hacktivismo” debaten sobre el rol del Estado y las posibilidades de pensar soluciones a un sistema democrático que ya no se adapta a las demandas sociales.


Vamos al punto


Es desbordante esta data, lo sé. Hay demasiado para decir y no me interesa resumirlo, por eso tiro un par de nombres para les manijas como yo que quieran navegar más en el tema. Pero básicamente hay dos puntos en lo que quiero hacer hincapié y quizás (spoiler alert) es sobre las dos ideas que girará todo lo que escriba, porque estoy realmente obsesionada:

  1. Todes estes autores son de lugares distintos y signos políticos hasta incluso opuestos, aun así todes coinciden (coincidimos) en que las instituciones estatales tienen mucho que replantearse, de nuevo, no están pudiendo atender las demandas sociales que, a su vez, son cada vez más complejas (por ejemplo, hoy en día no se puede evitar que las políticas públicas tengan además perspectiva de género y ambiental).

* (Las posibles consecuencias las pueden ver en la serie Years and Years o leer en mi otra nota: “Qué voces sí queremos silenciar”, paso chivo, acepto canje)


  1. Mientras los flujos de capital e información están globalizados y cada vez más concentrados, los Estados Nación siguen teniendo soberanía solamente dentro de su jurisdicción. O sea, por ahora no tenemos forma de evitar que Mark Zuckerberg interfiera en las elecciones de 2017 en Kenya (es real) o de regular a empresas que explotan recursos locales y tributan en las Islas Caimán.

Resumen del resumen. Entonces, hoy en día tenemos: demandas sociales cada vez más complejas; una sociedad cada vez más alejada de las instituciones gubernamentales; infinitas herramientas digitales que no están siendo utilizadas para aumentar la participación ciudadana, sino más bien para manipular al electorado; flujos de capital e información que afectan las políticas locales pero las políticas locales no pueden afectarlos. Así que amiguites, ojo con invocar la libertad y la democracia en nombre de cualquier cosa, que últimamente vienen bastante flojas de papeles.

 
 
 

Comments


bottom of page