JOVENES BAJO DEUDA
- Camilo Blutrach
- 21 sept 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 23 sept 2020
El malestar latinoamericano de cualquier intento de desarrollo, tiene que centrarse en el objetivo de encontrar al culpable de su derrota. Señalar el problema en gobiernos populistas ya sea de izquierda o de derecha dejaría a la mayoría contentos con el resultado, pero vacíos en su resolución.
Esta nota intenta introducir un debate un poco más profundo. Identificar la génesis del problema y desde ese punto buscar una solución para que tengamos un futuro de mayor bienestar.
Deuda y más Deuda
La reestructuración de la deuda Argentina va encontrando su punto final. Después de largos meses de juego, hay que traer a la mesa lo sucedido.
Los bonistas/acreedores externos se jugaron el todo por el todo para poder llevarse un poquito más del utópico futuro crecimiento argentino. Entre nuestros mal llamados “inversionistas” aparece el ya conocido Blackrock con una enorme cartera de 7,4 billones de dólares, poseedor de más del 25% de los bonos argentinos emitidos luego de 2016 y más del 15% de los llamados bonos del canje, emitidos en la última reestructuración de la deuda argentina, concretada en los años 2005 y 2010.
Mientras la Argentina se encuentra con indicadores sociales parecidos a los del default del 2001–2002, crisis económicas, políticas de ajuste y una pandemia, las empresas y fondos de inversión intentan todavía llevarse los escasos recursos del país. Con un VPN alrededor de los u$s54, según varios analistas, los lobos de Wall Street se llevarán más de U$S 17 mil millones adicionales en relación a la propuesta de abril en títulos emitidos en el extranjero, mientras, como decíamos, uno de cada dos niños son pobres.
Ahora bien, sólo un inocente pensaría que estos fondos de inversión tienen una gran empatía con la pobreza y la desocupación en el país. Pero creer que en una pandemia mundial con más de 20 millones de personas infectadas, con tasas altísimas de desigualdad, pobreza y malas condiciones de vida, los bonistas nos iban a mostrar su lado más humano, resulta ingenuo. A raíz de esto, es necesario poder describirlos tal y como actuaron, y no caer en un “fetichismo de bonistas”. Son personas diletantes: no tienen simpatía alguna por la gente. Ignoran la realidad, ignoran la Argentina que está formada por personas que viven, trabajan y sufren. Ven los números únicamente como ganancias.
Sin embargo, su mediocridad y su falta de conciencia social quedará impune como siempre. Está claro que son ellos los que escriben la historia.
“Así es la vida pibe, así funciona el mundo“ me dirán algunos.
¿Y nuestra responsabilidad?
¿La culpa es nuestra?
Gramsci decía que las decisiones que tiene un país no ocurren tanto porque algunas personas quieren que eso ocurra, sino porque la masa de la gente abdica de su voluntad, deja hacer, deja subir a las personas al poder que después sólo un motín puede derrocar.
Nuestra indiferencia y la falta de acción nos han llevado a estar en este lugar. Lo peor es que terminamos siendo víctimas todos, quien quería y quien no quería, quién lo sabía y quien no lo sabía, quién había estado activo y quién fue indiferente.
El futuro de muchos jóvenes quedará marcado por el malestar y la falta de una idea de progreso. La indiferencia total y el laissez faire han sido los verdaderos artífices de nuestro presente/futuro. Si no alteramos el producto seguiremos provocando los mismos errores que generaciones pasadas cometieron.
Tendremos que buscar de una vez por todas un Nunca más a esta situación reiterada que nos puso en manos de unas pocas personas a dirigir el presente y el futuro de nuestro país, de nuestras familias, de nuestros amigos..
Lxs Jóvenes.
En cada época hay una forma de vida, en donde en un mismo momento coexisten varias generaciones. Son generaciones contemporáneas pero no coetáneas. En esta diferencia se basa toda posibilidad de cambio y de verdadera innovación. Si todos los contemporáneos fuesen coetáneos, la historia se detendría. Cuando hay rebeldía, cuando hay una negación de la realidad anterior, resulta posible la innovación. Es ahí donde nosotros, lxs jóvenes, tenemos que plantear el conflicto ante lo preestablecido para así originar un cambio a la actual situación latinoamericana.
Toda generación tiene su misión propia, su tarea histórica. Está en nosotros darle cuerpo y alma.






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